Ir al contenido principal

Entradas

La niña de mis ojos

 ¿Cuándo se romperá, si un día, el hechizo que anidado en nuestras frentes se mantiene, nutrido por aquello que la vida hizo con nosotros, bien al azar o adrede? ¿Será que volveremos a mirarnos con alegría en los ojos y los labios? ¿Cuándo podremos, finalmente, abrazarnos, libre el corazón de humores ácidos? Extraño tanto la niña de mis ojos, la mirada de ilusión que me ofrecía, el orgullo con el que a mi lado andaba. Le cuesta tanto creer que yo la amaba, que mi corazón de amor por ella ardía tanto como hoy se consume en sus enojos.
Entradas recientes

21 de julio

Por ti soy lo que soy. Por ti es que vivo y muero. La raíz de mis sueños y donde van a parar. Principio y final del camino recorrido. De errores y aciertos, de reír y llorar. Gracias por todos los momentos contigo. Perdona todo, te pido, y juntos caminar.

Poema–Canción

Quiero escribir un poema que te atraiga a mi lado, como en los tiempos pasados que vivir valía la pena. Quiero cantar una canción que encienda la vieja llama en el centro de mi cama y en el de tu corazón. Y revivir así el amor que nos mantuvo unidos, del universo escondidos, viviendo para los dos. Pero las llagas de la vida, no se pueden esconder, ni ignorar ni deshacer. Son eternas como hidras. Quiero escribir un poema y cantar una canción que alivien mi desazón y disminuyan mis penas. Quiero decirte que mi amor persiste y crece cada día. Seguirá así mientras viva, hasta que muera de dolor.

Cottish

  El pasado lunes 21 de febrero de 2022, a la edad de doce años y dieciséis días, murió Cottish, amo y señor del Condominio Santa Mónica y sus alrededores —según él. Era un schnauzer mini, lanudo y algo chaparro —‘!Tiene chinos!’ Dijo alguien alguna vez, al verlo— que, sin embargo, no distinguía entre su tamaño y el de otros perros, ¡y menos si eran perras! Recuerdo cómo se cansaba persiguiendo en el parque a dos perras de raza Gran Danés que vivieron por este rumbo unos meses. Como amo y señor del condominio y sus alrededores, mantenía una vigilancia estrecha de sus terrenos, aunque de vez en cuando descansaba en su jardín privado. Con el tiempo, su sueño se cumplió, pues llegó una perra a la casa, a la que mi hijo nombró Hera, como la esposa de Zeus en la mitología griega —por supuesto, Cottish apreció la alusión a su parecido con  Zeus, aunque fuera solamente por la barba. Por supuesto, para Cottish ella era su perra. Los dos se enfermaron de erliquiosis, una infección de la sangre

Gatopato y Patogato

Érase una vez un gato que se creía pato y comenzo a patear. Érase una vez un pato que se creía gato y comenzó a gatear. Tanto pateo el gato y tanto gateo el pato que el gato perdió una pata y el pato ganó una gata. Por lo que hoy, de corazón, gatopato y patogato son. Imagen tomada de Deviantart .

Herrumbre

Ayer tomé tu mano mientras dormías y dormí profundamente, como un niño. Sentí que me cargabas de energía que surgía de tu calor y mi cariño. Ayer miré tu rostro que dormía e imaginé que soñabas con nosotros. Mi esperanza no ha muerto todavía de revivir llamas de tiempos otros. Me dicen que no es más que cobardía lo que mantiene mi corazón en vilo, entre un amor que parece más costumbre y la libertad de seguir por mi camino. Más yo sigo buscando entre la herrumbre aquel amor, que sigue vivo, todavía.

Siglemas 575

HERA Hembra eres, perra llegada de la calle como el viento. Es mi vida ya tan diferente, ahora con tu presencia. Rauda y alegre cariño en tu mirada negro es tu color. Atraes noches cálidas y rítmicas con tu corazón. Y Ya somos uno unidos en conjunción sin separación. O O bien te marchas o me amas con pasión no hay otra opción.