Ir al contenido principal

Entradas

Aranza

A ntes no había Sol. R aro era ver la Luna. A manecer no había, N i atardecer; pero ella Z arandeó el Universo y A hora brilla como estrella.
Entradas recientes

Ailin

Te mataron Ailin, te mataron con pistolas de violencia. Porque tu ser dijo que no a llevar de otro modo su existencia. Terminaron así tu corta vida. Acabaron de golpe con tus sueños. Eres héroe, Ailin. Bien merecida la protesta, la ovación, el duelo. Pues te mataron, Ailin. Te mataron.

La niña de mis ojos

 ¿Cuándo se romperá, si un día, el hechizo que anidado en nuestras frentes se mantiene, nutrido por aquello que la vida hizo con nosotros, bien al azar o adrede? ¿Será que volveremos a mirarnos con alegría en los ojos y los labios? ¿Cuándo podremos, finalmente, abrazarnos, libre el corazón de humores ácidos? Extraño tanto la niña de mis ojos, la mirada de ilusión que me ofrecía, el orgullo con el que a mi lado andaba. Le cuesta tanto creer que yo la amaba, que mi corazón de amor por ella ardía tanto como hoy se consume en sus enojos.

21 de julio

Por ti soy lo que soy. Por ti es que vivo y muero. La raíz de mis sueños y donde van a parar. Principio y final del camino recorrido. De errores y aciertos, de reír y llorar. Gracias por todos los momentos contigo. Perdona todo, te pido, y juntos caminar.

Poema–Canción

Quiero escribir un poema que te atraiga a mi lado, como en los tiempos pasados que vivir valía la pena. Quiero cantar una canción que encienda la vieja llama en el centro de mi cama y en el de tu corazón. Y revivir así el amor que nos mantuvo unidos, del universo escondidos, viviendo para los dos. Pero las llagas de la vida, no se pueden esconder, ni ignorar ni deshacer. Son eternas como hidras. Quiero escribir un poema y cantar una canción que alivien mi desazón y disminuyan mis penas. Quiero decirte que mi amor persiste y crece cada día. Seguirá así mientras viva, hasta que muera de dolor.

Cottish

  El pasado lunes 21 de febrero de 2022, a la edad de doce años y dieciséis días, murió Cottish, amo y señor del Condominio Santa Mónica y sus alrededores —según él. Un schnauzer mini, lanudo y algo chaparro —‘!Tiene chinos!’ Dijo alguien al verlo— que, sin embargo, no distinguía entre su tamaño y el de otros perros, ¡y menos si eran perras! Recuerdo cómo se cansaba persiguiendo en el parque a dos perras de raza Gran Danés que vivieron por este rumbo unos meses. Como amo y señor del condominio y sus alrededores, mantenía una vigilancia estrecha de sus terrenos, aunque de vez en cuando descansaba en su jardín privado. Con el tiempo, su sueño se cumplió, pues llegó una perra a la casa, a la que mi hijo nombró Hera, como la esposa de Zeus en la mitología griega. Por supuesto, Cottish apreció la alusión a su parecido con  Zeus —aunque fuera solamente por la barba— pues para él ella era su perra. Los dos se enfermaron de erliquiosis, una infección de la sangre producida por el parásito lla