Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de marzo, 2015

El Espejo

      —No entiendo —dijo el médico— ¿Por qué una persona como usted habría de sentirse tan mal?       Tenía sentido la pregunta. Miguel Jiménez no tendría por qué sentirse así; pero así se sentía y cada semana era peor. El peso creciente sobre su pecho le hacía más difícil la respiración. La contracción de sus intestinos le producía ese dolor sordo que en ocasiones casi le provocaba el vómito. El abandono de su cuerpo de toda vitalidad más allá de la indispensable para la subsistencia y ese hormigueo en su piel lo hacían sentir tan frágil.       —No lo sé —contestó, con voz cansada.       Había venido para que le dijeran si algo estaba mal en su cuerpo, no para platicar de su vida personal. No servía para nada. Ya había consultado a varios psicólogos y había sostenido largas pláticas con ellos, muy interesantes algunas; pero a fin de cuentas todos acabaron desilusionándolo.       —El problema con usted es que es muy inteligente —le había dicho el último de ellos— y usa su inteligen