Ayer tomé tu mano mientras dormías
y dormí profundamente, como un niño.
Sentí que me cargabas de energía
que surgía de tu calor y mi cariño.
Ayer miré tu rostro que dormía
e imaginé que soñabas con nosotros.
Mi esperanza no ha muerto todavía
de revivir llamas de tiempos otros.
lo que mantiene mi corazón en vilo,
entre un amor que parece más costumbre
y la libertad de seguir por mi camino.
Más yo sigo buscando entre la herrumbre
aquel amor, que sigue vivo, todavía.
Comentarios