Tengo una foto de mi hijo en mi computadora que todos los días me mira cuando la enciendo, me obliga a pensar sobre lo que soy y lo que quiero ser y me provoca hacer algo distinto, o lo mismo de forma diferente. Hoy simplemente quiero agradecer. Gracias hijo por ser quien eres. Por haberme hecho sentir tan grande y últimamente tan pequeño. Por tu mirada inquisitiva y tu crítica inocente, tan dura y tan amorosa a la vez. Por compartir conmigo sin querer y dejarme ver el fondo de tu corazón. Porque sé que estás ahí y cuando llegue el día me abrazarás y me dirás que me quieres. Porque tengo la esperanza que estés ahí cuando yo haya partido, me recuerdes y pienses que, a final de cuentas, no he sido tan mal padre. Porque mi andar será tu andar, mi pensar tu pensar y mi sentir tu sentir. Porque algún día tendrás un hijo, lo tomarás de la mano y le hablarás de mí.
Colección incoherente de letras sueltas