Ir al contenido principal

Cinco muertos y un edificio


La investigación de cinco personas desparecidas (cuatro jóvenes y un adulto) en la ciudad de Guadalajara, en diciembre del año pasado, llevó al hallazgo de los cinco cuerpos enterrados en las instalaciones de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Las pesquisas llevaron a unos cuantos jóvenes miembros de la FEG que habían ayudado en la tarea de acarrear y enterrar a las víctimas, aún con vida, y luego los autores de los crímenes fueron identificados y uno de ellos (Gerardo Flores Gómez, alias “El Tatuado”) se entregó en febrero de este año, para luego morir misteriosamente a las pocas semanas.

La importancia de esta serie de acontecimientos, dada su horrible crudeza por la nociva participación de jóvenes en ellos, así como por la historia de la FEG y sus vínculos con numerosos personajes públicos en la ciudad y el estado, me llevó a definir una alerta en Google de modo que hasta la fecha recibo avisos de noticias que involucran a la FEG. Solamente para darme cuenta cómo la discusión se movió rápidamente de los jóvenes asesinados, sus enterradores y sus asesinos a ¡qué vamos a hacer con el edificio de la FEG!

Cuatro jóvenes fueron asesinados en la FEG. Otros tantos jóvenes cavaron sus fosas y los enterraron aún con vida. Uno de los asesinos se entrega y probablemente fue asesinado también; pero todo lo que parece interesar a los políticos y otros personajes públicos del estado, incluyendo al actual rector de la Universidad de Guadalajara es ¡qué vamos a hacer con el edificio de la FEG!
Claramente es una maniobra para desviar la atención de la FEG y los múltiples asesinatos y desapariciones asociados con ella a lo largo de su historia. Un amigo me comentó que si hubieran seguido escarbando en los terrenos de la FEG seguramente hubieran encontrado muchos cadáveres más, de jóvenes que hoy podrían estar construyendo el presente y futuro de nuestro país.

Pero no lo hicieron. Al contrario, taparon la fosa con la discusión sobre ¡qué vamos a hacer con el edificio de la FEG!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Doña Nico

Este año ha comenzado y sigue su curso sin Doña Nico, una bella veracruzana que se quedó huérfana de padre y madre cuando era pequeña y trabajó duro desde entonces para ganarse el pan de cada día, mismo que repartió con gusto y amor a quien lo necesitara. Nicolasa Gamboa Vázquez nació allá por 1939 en una ranchería conocida como San Nicolás, cerca de Tlacotalpan, Veracruz. A su papá, Mateo Gamboa, lo mataron cuando ella era niña y su mamá murió meses después, al dar a luz, de modo que vivió el resto de su niñez y los primeros años de su juventud con su abuela, María Vázquez, ganándose la vida con su trabajo en casa y fuera de ella, a costa de su educación primaria. Con varios traumas que acarreó toda su vida —no sólo físicos, como su pierna recortada, sino de insignificancia por su pobreza y falta de educación— y sin modelos de padre y madre que seguir, hizo lo que pudo con nosotros, sus hijos. Nos dio lo que ella no tuvo y deseó: educación como única obligación, todo el tie

Ailin

Te mataron Ailin, te mataron con pistolas de violencia. Porque tu ser dijo que no a llevar de otro modo su existencia. Terminaron así tu corta vida. Acabaron de golpe con tus sueños. Eres héroe, Ailin. Bien merecida la protesta, la ovación, el duelo. Pues te mataron, Ailin. Te mataron.

Cottish

  El pasado lunes 21 de febrero de 2022, a la edad de doce años y dieciséis días, murió Cottish, amo y señor del Condominio Santa Mónica y sus alrededores —según él. Un schnauzer mini, lanudo y algo chaparro —‘!Tiene chinos!’ Dijo alguien al verlo— que, sin embargo, no distinguía entre su tamaño y el de otros perros, ¡y menos si eran perras! Recuerdo cómo se cansaba persiguiendo en el parque a dos perras de raza Gran Danés que vivieron por este rumbo unos meses. Como amo y señor del condominio y sus alrededores, mantenía una vigilancia estrecha de sus terrenos, aunque de vez en cuando descansaba en su jardín privado. Con el tiempo, su sueño se cumplió, pues llegó una perra a la casa, a la que mi hijo nombró Hera, como la esposa de Zeus en la mitología griega. Por supuesto, Cottish apreció la alusión a su parecido con  Zeus —aunque fuera solamente por la barba— pues para él ella era su perra. Los dos se enfermaron de erliquiosis, una infección de la sangre producida por el parásito lla