Ella se miraba en el espejo
y sonreía mientras alaciaba
su pelo negro, que ni el tiempo
con todo su poder decoloraba.
Sus mejillas dulces como frutas,
sus caderas suaves, bien torneadas,
y sus piernas firmes, absolutas
dueñas del lugar bajo su falda.
Él la miraba, desde la cama
donde un día comenzó su vida y
llegado ha, al final, su Muerte.
Ya no hay tiempo, aún la ama,
y no quiere que termine así
el gran amor que le dio la suerte.
Se acercó y la cogió por la cintura,
besó su espalda y olió su cabello,
mordió sus labios, jugueteó su cuello.
Se lanzó con ella por la Noche Oscura.
¿Seguirá el Amor en el Otro Mundo?
¿Llorará ella por su desfortuna?
¿Navegarán juntos el Azul Profundo
entrelazados con la Luz Nocturna?
Este poema se publicó originalmente en Facebook a modo de calavera, para celebrar el 2 de noviembre de 2016. En esta versión se procuró mejorar los versos y moderar uno.
y sonreía mientras alaciaba
su pelo negro, que ni el tiempo
con todo su poder decoloraba.
Sus mejillas dulces como frutas,
sus caderas suaves, bien torneadas,
y sus piernas firmes, absolutas
dueñas del lugar bajo su falda.
Él la miraba, desde la cama
donde un día comenzó su vida y
llegado ha, al final, su Muerte.
Ya no hay tiempo, aún la ama,
y no quiere que termine así
el gran amor que le dio la suerte.
Se acercó y la cogió por la cintura,
besó su espalda y olió su cabello,
mordió sus labios, jugueteó su cuello.
Se lanzó con ella por la Noche Oscura.
¿Seguirá el Amor en el Otro Mundo?
¿Llorará ella por su desfortuna?
¿Navegarán juntos el Azul Profundo
entrelazados con la Luz Nocturna?
Este poema se publicó originalmente en Facebook a modo de calavera, para celebrar el 2 de noviembre de 2016. En esta versión se procuró mejorar los versos y moderar uno.
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